Rebobinemos
Famous Blue Raincoat caía siempre que grababa una cinta. Me gustaba que las canciones enlazaran con la siguiente, como una sinfonía que descansa brevemente para arrancar de nuevo, encadenada, por eso no dejaba mucho espacio entre los temas. La canción de Cohen era todo un reto, es tan melancólica que nada que se escuche después me va a levantar el ánimo, es por eso que siempre ocupaba el último lugar.
Grabar cintas era como escribir un poema, cada una precisaba de un mensaje: estaban las que le regalaba a los chicos que me gustaban y en cada título dejaba códigos no tan secretos: Don’t you know de Jan Hammer, Pretty things de Bowie o Inside my love de Minnie Ripperton. Después formaba pequeños collages para la portada y en el reverso escribía el listado de canciones improvisando diseños, pero siempre con bolis negros. Todo esto me llevaba toda una tarde, a veces noches enteras, tomando especial cuidado en que no quedara demasiado obvio, pero tampoco demasiado casual.
Llegaron los CDs y las cintas se quedaron tan anticuadas como un par de vaqueros Chipie. En este proceso se perdió una de las terapias más efectivas que he tenido para superar malas rachas: Recuerdo aquella cinta Maxell C90 llena de despropósitos y odio: What love has done to me de Fitzgerald, What have I done to deserve this? de Dusty, Sad About Us de los Who, Ready Steady Go de Generation X, Monkey Man de los Stones y Last goodbye de Jeff Buckley; estos temas me reconfortaban y me hacían creer que todo había pasado, que ya estaba superado. Claro, que también está aquella que me dieron justo cuando la relación se encontraba ya en decadencia y que comenzaba con Jesus To A Child de George Michael. "Querrá decirme algo?" Ahora estoy convencida de que sí.
Esos objetos pequeñitos y rectangulares materializaban un proceso casi arquitectónico, de selección de componentes y diseño preliminar, previo a la construcción de los cimientos y el cúlmen final, como un tejado. Comparado con esto, un recopilatorio de mp3 es tan romántico como una pizza de microondas. Acurrucada sobre mi minicadena Aiwa con las rodillas enrojecidas de rebuscar entre el último cajón del aparador esa canción tan apropiada, mi dedo sobre el botón del pause, la voz de mi madre rivalizando con la música, la cena está lista, pero en mi cabeza solo tengo la verdad de que el final de Sixteen Candles va perfecto al principio de Famous Blue Raincoat.
20 Comments:
se te echaba de menos por aquí (al menos me ha dado tiempo a leer el blog entero jeje).
para mí las cintas han significado algo parecido pero al revés (tu decías algo al respecto en tu post del segundo mix de pussy; la música es algo muy íntimo): nunca he grabado una cinta (paso de dar a nadie un cacho de "mi pellejo") y cuando he grabado una "pizza de microondas" he puesto especial cuidado en borrar todos los tags, nombres de canción etc...y si alguna vez he grabado un tema que me dice algo he procurado que sea casual y jamás me he molestado en explicar por qué ese y no otro...aunque suene un poco burdo, nunca me ha gustado que me "mancillen" la música...de hecho cuando voy al curro a veces paso de llevar de vuelta a ningún compañero, como esta mañ..qué le vamos a hacer...
me gusta este post, pero tampoco quiero extenderme...el caso es que estoy viendo dos cintas vírgenes! las últimas que compré...las grabaré algún día?
ahora que lo pienso recuerdo el día que me construí una estantería a medida para colocar todas mis cintas...unas 600...qué tiempos! (siguen en el mismo sitio).
de todos modos supongo que nunca me dio por grabar canciones románticas; para mi romántico puede ser el kollaps de e.neubauten,una canción de pig destroyer, el greed killing de napalm death o cualquier tema de ornette coleman y (aunq no tengo idea de estas cuestiones) creo que no sería un buen comienzo de relación o..sí?. Aún así recuendo a una amiga por el I wanna be your boyfriend de los Ramones y por surrender de Suicide...
Uy, eso de las cintas, nos hace lucir ancianitas a las dos :O
Yo también disfruté muchísimo de eso :)
La comparación entre lo mp3 y la pizza de microondas es estupenda. Rápido preparas, rápido devoras y rápido te cansas.
maravilloso, pussy!
mi escena favorita de VIRGIN SUICIDES es la del intercambio telefónico de canciones entre los chicos y las chicas
Otro post genial, Pussy. Qué gusto. Eso de grabar cintas es como escribir un poema es así, bueno, era así, pero mucho mejor, claro, pues la amplitud de sensaciones, sentimientos y pensamientos que podías transmitir era mucho más amplia. Por mi parte, en la última época de cintas, grababa ya series. La última se llamó "De la piel pa dentro mando yo", como el famoso lema de Escohotado, y tuvo 14 volúmenes, 14. Eso sí, debo confesar que a mí, entre canción y canción, lo que me salía era un clockkk, que si tenías el volumen demasiado alto, as usual, te hacía polvo los oídos. Cosas del anticlímax, querida Pussy. Un beso. Me alegro de que esté de vuelta.
Es cierto, y no tenías a la sociedad de autores cobrando cánones etc. Yo aun conservo muchas cintas. Incluso me dedicaba a grabar canciones de la radio. Así que antes también "robabamos" la música. Nada de lo que se hace ahora es nuevo, como compartir la musica con Emule etc. Han cambiado las formas. Las intenciones no. Saludos
Lo que he disfrutado leyendo esta entrada Pussy, mucho, gracias. Yo estaba especializada en grabar cintas de los cero, y no debía hacerlo mal, grabé muchas para la gira de despedida, y es curioso que el orden en el disco del último concierto se pareciese tanto al de mis cintas. Soy vieja de cojones.
Un beso, Miriam G.
Supongo que todos los que vivimos la era del cassette nos sentimos identificados hasta cierto punto con esto. Parte del encanto que ahora han perdido el MP3 y los iPods es que todas las canciones están a la misma distancia, da igual el orden en el que las pongas. Creo que en ALTA FIDELIDAD el personaje de John Cusack también tenía algún tipo de monólogo sobre esta cuestión tan trascendental.
Por cierto, Pussy, puede que le interese esto, ya que estamos:
http://tinyurl.com/27xyfh
Un saludo
Siento discrepar pero mis mayores cotas de disfrute musical se han producido con los vinilos y los cedés. Con los primeros me eduqué en la cosa melodiosa y descubrí hitos fundamentales para mis tímpanos (DOORS, Mª DEL MAR BONET, DON FRANCISCO Y JOSE LUIS, VAINICAS, LUCIO BATTISTI, ROXY MUSIC, MANHATTAN TRANSFER, BENITO MORENO...). Con los cedés, Charlie, Luigi, los de SIESTA y la osita me pusieron al día de mucho que me estaba perdiendo (CHINARRO, THE CLIENTELE, ILEGALES, BENJAMIN BIOLAY, FREE DESIGN, SCARLETT'S WELL, DIVINE COMEDY, TINDERSTICKS...) o pude profundizar más en amores ya disfrutados en vinilo (BEACH BOYS, BOLAN, JOHN CALE, LEONARD COHEN, FRANCOISE HARDY, SIOUXSIE, CARLOS BERLANGA, CREEDENCE...). Con el WinAmp y sus mil plugins disfruto como un enano, sacándole el mayor jugo al equipo de música. Y con el tocata superpoderoso que me agencié hace casi un lustro doy nuevo lustre a mis vinilos. Sin embargo, las pocas que me han pasado en cinta siempre me sonaron muy opacas y graves. Las cassettes las asocio a pasar yo mis canciones a otra gente o a hacer proselitismo de nombres que me gustaban: desde una cinta, Teo Cardalda arregló el repertorio de POP DECO en el 85, o Julio Palacios les pasó a las AZUCAR MORENO las que serían caras b de sus dos primeros singles, o Antonio Pazos trabajó en muchas canciones mías en los 90, o Charlie descubrió a DON FRANCISCO Y JOSE LUIS y Luigi a BENITO MORENO, o mi osita, al principio de nuestra relación, pudo disfrutar de muchas canciones mías disponibles sólo en vinilo. En ese sentido, desde luego, las cassettes han cumplido su labor en mi vida.
¿Es que nadie sabe que un CD se puede grabar como CD, con 21 canciones, 20 +1, que definan perfectamente cómo es la relación que te une a la persona para la que grabas el CD? Por no hablar de las portadas imprimibles que se pueden pergeñar. Virguerías hago yo, señores.
Pussy, te comprendo perfectamente. Siempre hay una canción para un descosido, y los que no lo entienden y luego van y te regalan un CD en formato mp3 con 700 canciones, ¡¡al paredón!!
Esto mismo llevo yo pensando desde hace tiempo. Se ha perdido la gracia de las recopilaciones en cintas o en CD's, por ver el número de canciones que se pueden cargar en el mp3.
Aunque siempre hay algunas canciones que siempre están ahí, o casi siempre, falta la gracia y el interes de antes.
Perdón, perdón, creo que no he cogido hasta el post de miss Caye el sentido último de esta entrada. Ayer estuve en el campo y los mosquitos cabirús empusos del Hades me brearon y la sangre no me llega al cerebellum. Claro, un cd audio no es lo mismo que te regalen un cd datos lleno de mp3. Charlie suele pasarme cedés así por ahorro de material y para que yo, gran maniático de la compilación, me lo monte a mi modo y manera. Pero reconozco que como regalo de San Valentín no es muy romántico.
Yo siempre empezaba mis cassettes con alguna de los Bee Gees. Mire, una predilección que tengo. Así el que lo recibía veía que se le avecinaba algo festivo.
De las que me regalaban recuerdo que las escuchaba tanto y tanto que sonaban fatal, a muy bajas revoluciones y mi padre me decía: "eso que escuchas está deshidratado"
Que recuerdos...
Sí, en High Fidelity hay un soliloquio sobre el arte de grabar recopilaciones al cual usted me ha retrotraído con su texto.
Recuerdo que un servidor, llegó a realizar compendios musicales incluso utilizando músicas y diálogos extraídos directamente del televisor. Qué tiempos aquellos, jos.
nunca olvidaré el "trauma infantil" que supuso lo siguiente: cuando me llevaban a la guardería con 3 años siempre sonaba una cinta con pink floyd...un día mi padre me la dio para animarme a entrar...y me la cambiaron por un juguete geométrico absurdo!!! yo quería mi cinta!!
Hoy, vemos a las lánguidas cintas, caer de las parras como cibernéticos espantapájaros.
Claro, Higronauta, los fragmentos cinematograficos eran marca de la casa. Trabajos finos que haciamos con las cintas.
Pero una cosa, que en un CD quepan 2581 canciones no significa que sea necesario llenarlos.
Que recuerdos, Pussy, que recuerdos!
yo no puedo grabar cintas y grabo cedés y la dedicación es la misma, lo que dice Pussy de la sinfonía de 74 u 80 minutos frente a los 46, 60 o 90 (las medidas perfectas, el número aureo) de las k7.
aunque es verdad que antes tenías que calentarte más la cabeza para que cuadrasen y que el esfuerzo las dotaba de ese espíritu mágicko (como dirían los beatles), ese alma que se pierde con el paso del analógico al digital, que el maldito Nyquist enterró para siempre. salvo para los nostálgicos.
como diría nuestro amigo Fernando, las cintas tienen ese halo misterioro que hizo a warhol esposo de su cassette, que sólo las minorías entienden.
además, no tienes que escucharte las canciones enteras y disfrutas menos.
Dios, qué entrada sublime, Pussy: qué acertada loa a la nunca suficientemente bien ponderada Maxell de 90, que tanto material permitía grabar. Ah, tantas cintas grabas y desaparecidas. Y qué grande "So Sad 'Bout Us", hablando de todo un poco :-D
Caye, yo estaré muy contento de que me grabes un cedé con 21 canciones en formato cedé. Yoejke soy cibertorpe y tal...
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