Thursday, June 05, 2008

Crímenes laborales

El centro de estudios está en alerta roja debido a ciertos robos que se han llevado a cabo en la biblioteca y las salas de ordenadores. El último fue ayer, una estudiante china se quedó dormida frente a un libro y cuando despertó se encontró con que su bolso había desaparecido. Los conserjes y vigilantes, tomándose muy en serio su labor, llamaron a la policía y patrullaron la zona, walkie en mano, buscando sospechosos.
Todas las pistas apuntan a que el culpable es un estudiante de informática con el cuello tatuado. Claro, no podía ser otro más que alguien con un enorme tatuaje en el cuello que diga: "Soy culpable". No, no me he pasado a la ficción: un par de testigos aseguran haberlo visto en acción e investigaciones que han rescatado del aburrimiento la vida de alguno de mis compañeros, han concluido que cuello-tatuado es el ladrón.
Inmediatamente después han llegado las acusaciones infundadas. Que si es el mismo que intentó forzar la taquilla de un profesor. Que si vende drogas a menores. Que si es aficionado a la pornografía infantil. Rumores, millones de rumores crecen en cada esquina, casi se escuchan sin la necesidad de palabras, es como un código de venganza y odio secreto que no precisa de lenguaje oral. (En medio de este tumulto de impresiones incluso me ha parecido oir a alguien asegurando estar enamorada de él, pidiendo que le dieran la oportunidad de reformarlo.)
Es por todos conocido que en situaciones adversas, la mejor defensa es la unión, y ni siquiera es una tendencia consciente, casi por inercia los afectados se agrupan porque tienen dos cosas en común: Son inocentes y luchan contra el mismo demonio. Ahora de pronto todos son complices y todos son mejores amigos, incluso aquellos con los que no he cruzado palabra en todo el año, se dirigen a mí como si fuera su mejor confidente.
Se me antoja que en este comportamiento se esconde un afán de protagonismo, en el fondo cada uno de ellos quiere ser el héroe que capturó al bandido. Todos tienen una historia personal sobre él y la cuentan como si fuera lo más excitante que les ha pasado en su vida, aunque la anécdota sea que coincidieron en el ascensor, porque en el fondo lo que quieren narrar es cómo lo redujeron cuando estaba a punto de robarle la cartera a una pobre estudiante polaca, lo dejaron inconsciente y lo entregaron a la policía consiguiendo el corazón de la extranjera. Y salieron a hombros.
En estas situaciones más que en ninguna otra, yo me siento sola. Como una marciana que acaba de aterrizar en la tierra y no entiende nada, como si fuera una especie diferente. Como si estuviera de más.

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8 Comments:

At 1:40 PM, Anonymous Anonymous said...

¿Entonces para que sirven las bibliotecas? ¿Para generar rumores?Para criminalizar a las personas por su aspecto?

Mañana me pongo un tatuaje gemétrico en la polla.Y que me detengan.

 
At 4:17 PM, Blogger Estrellita Mutante said...

Me huelo un A sangre fría II.

 
At 7:17 AM, Blogger Miriam G. said...

¿Patrolaron? ¿Patrolar ese que verbo es? ja, ja, ja...

Si es que los frikis tenemos tan mala prensa... Y me refiero a los frikis al viejo estilo, como ese chico que estudia informática y lleva un tatuaje en cuello, no los del nuevo estilo eurovisivo.

Un beso, Miriam G.

 
At 9:27 AM, Blogger Pussy Galore said...

:) Traducción literal del inglés: "to patrol" jijiji... Ahora mismo lo cambio.

 
At 12:54 PM, Blogger Faro Rojo said...

Debiste estudiar para abogada criminalista.

 
At 4:07 PM, Blogger Premini said...

Ahora quiero saber el final de esta historia! Quiero saber si agarran al culpable, si es el tatuado o no, y si alguien se gana el corazón de la polaca.

 
At 12:36 PM, Blogger Juan Antonio said...

Pues a mí lo de patrolaron me había molado...Sonaba a "esos pinches pendejos patrolaron todita la mera biblioteca, güey". Le daba un toque a lo Robert Rodríguez.

 
At 8:44 AM, Blogger Xabibenputa said...

Pussy, esto va a sonar extra cursi, pero me resulta raro ver en otra persona (y del sexo opuesto) cosas que yo veo. No sé si te lo habré dicho ya.

Casi he pensado lo mismo palabra por palabra en la misma situación.

No se si es porque me faltan los resortes que encienden a los demás, o porque soy más valiente que el resto, o más cobarde.

 

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