Wednesday, May 14, 2008

No menciones la guerra

Mis compañeros de trabajo piensan que tengo un temperamento demasiado fuerte. Cómo lo sé es algo que no podría explicar, es quizá por alguna mirada o alguna expresión que he sorprendido por casualidad, un gesto no dirigido a mí, demasiado espontáneo, más allá del ámbito de lo controlabre del sujeto en cuestión. Y siempre después de un comentario que podría ser interpretado con malicia, o cuando utilizo un tono ligeramente brusco.
Yo no creo que mi genio sea desmedido, puede ser malinterpretado debido a un incomprendido y retorcido sentido del humor. Lo que de hecho creo es que buena parte de esta idea la ha formado el imaginario de "la mujer española" que los británicos han cultivado como estereotipo: La pasión latina, los celos, la furia, el flamenco y Carmen. En realidad soy una persona relajada, pero por alguna oscura regla cósmica, ser consciente de esa preconcepción me obliga a comportarme de esa forma. Es suficiente que una colega admita que se va de vacaciones a Benidorm para que yo comience a excederme, guiada por unos impulsos ciegos, como quien se adentra en terrenos desconocidos sin mapa ni brújula en mitad de la noche. Es como si al saber que esperan un ataque de nervios mediterráneos yo tenga que traerles el show en bandeja para no decepcionarles. Tras ellos la ola rompe en arrepentimiento, lo he vuelto a hacer, y ni siquiera es parte de mí.
He dado en llamar al fenómeno "El efecto alemán" por episodio de Fawlty Towers en que un grupo de alemanes se alojan en el hotel y Basil se empeña en censurar cualquier conversación sobre la guerra: "Don't mention the war". Por supuesto la cosa termina patas arriba, con el propio dueño del hotel repitiendo la palabra guerra compulsivamente e impersonando a Hitler. En mi opinión debería de tratarse de una condición médica, cuando creo que alguien espera de mí que actúe de una manera determinada, no puedo evitar comportarme de esa forma. El día que alguien me considere una psicópata, vagaré las calles en busca de víctimas, y entonces llegarán los problemas serios.
La parte buena es que bajo estas leyes, mi mala leche tiene justificación, y como todos esperan y saben que soy de tendencias violentas nadie se escandaliza ya con ninguna de las barbaridades que me atrevo a decir. En realidad la culpa es de ellos por crear estereotipos nacionales. El caso es que a la hora de sustituirme para el almuerzo nadie llega tarde, y si lo hacen se dehacen en disculpas y perdones.

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7 Comments:

At 11:54 AM, Blogger Miriam G. said...

Lo mismito nos hacen en España a los pelirrojos ;-)

Un beso, Miriam G.

 
At 2:02 PM, Anonymous Anonymous said...

jejejeje
Qué bueno que no tienes temperamento fuerte, amiga :)
Es solo prejuicio.

 
At 5:25 PM, Blogger Markitos said...

La Furia Española.

Es envidia, seguro.

 
At 8:52 PM, Blogger Cayetana Altovoltaje said...

Es algo ínclito, intrínseco e innato, dahlin'
Disfruta de la sensación de poder.

 
At 1:37 PM, Blogger el loco oficial said...

Seguro que luego en el fondo eres una blandita Pussy ;)

 
At 1:07 PM, Blogger Higronauta said...

Exacto: una vez creado el tópico y caído en él, nada mejor que intentar sacarle provecho. A fin de cuentas, y citando las sagradas escrituras "Es más facil pasar un camello por el ojo de una aguja que un rico entrar en el reino de Dios".

 
At 8:00 PM, Blogger Lupita said...

cualquier cosa con algo de sabor y color les parece algo inusual, menos mal que eres diferente a ellos. Te dire que en cierta menera es cansino, odioso e injusto que te cuelguen un "sanbenito"; entonces lo utilizan a su conveniencia. un beso fuerte guapisisima!

 

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