Claim to fame!

Mad Dog McCafferty fue apodado el "James Mason" de Australia, porque a pesar de ser escocés de nacimiento, se transladó a este pais durante su adolescencia. En Sydney se introdujo en el mundo del crimen, liderando alguna banda callejera y se enganchó a la heroína. Desarrolló una fijación por menores, en especial por su pelo; las perseguía y se lo cortaba.
Fue entonces cuando ocurrió la desgracia: Su hijo de 7 semanas murió asfixiado mientras su joven madre lo amamantaba. Este terrible acontecimiento desencadenó una locura asesina que durará durante las décadas de los 70 y 80. Guiado por voces de ángeles y promesas de reencarnación de su niño, Mad Dog se propuso asesinar a 7 personas. Siete, ese era el número clave, uno de sus 200 tatuajes, el de la palma de su mano es este número.
La primera víctima fue un repartidor de periódicos, al que apuñaló 7 veces. La segunda, un pobre padre de familia de 7 chiquillos, murió con un tiro en la nuca. La tercera persona, un viandante que fue raptado por miembros de su banda y conducido a él.
Una vez capturado, declaró en el tribunal: "Volvería a hacerlo, he de matar a siete personas y sólo he matado a tres. Me quedan cuatro." Su condena se vio extendida a otros 14 años por el asesinato a un preso de Long Bay.
En 1997 fue puesto en libertad y deportado a Escocia, donde fue también procesado por amenazar de muerte a dos policías e intento de asesinato a su propia mujer e hijo. A ésta llegó a cortarle el brazo.


Ayer, de camino a casa, me crucé con Mad Dog McCafferty. Estoy segura de que era él, los tatuajes, la cara y el gesto asesino, no pude evitar seguirlo un poco hasta que se metió en un portal a tres manzanas del mío.
Y le quedan tres crímenes por cumplir.
Bien, parece que puedo añadir a un serial killer en mi lista de Claims to fame, en mis encuentros con famosos:

-Jay-Jay Johansen: Tras un concierto suyo en Barcelona, una amiga y yo, borrachas como estábamos, nos lo encontramos en la barra de una discoteca. En aquel momento, pareció una buena idea escribirle en un papel: "WE LOVE YOU JAY JAY!" y entregárselo. La cara de compromiso que se le quedó no tuvo precio. He de decir que era joven y no sabía lo que hacía.

-Juan Pardo: Baqueira Veret, años 80. Una pequeña Pussy esquía con sus hermanitos. Y se choca con Juan Pardo frontalmente. Yo sabía que se alojaba en el mismo hotel que nosotros y no salgo de mi asombro cuando la persona que se quita las gafas resulta ser el cenizo cantante. Se queja de que le duele el brazo, digo de soslayo: "Perdona, Juan" y desaparezco tan rápido como puedo.
No lo volví a ver, pero según mi hermana, concidió con él en el ascensor y llevaba el brazo escayolado. No sé si es cierto, porque como saben los pequeños de las familias, somos víctimas de las bromas y mentiras más pesadas. Ella jura y perjura que lo es, incluso hoy en día. Nunca sabré la verdad.

-Ewen Bremmer: Spud en Trainspotting, cenaba en una mesa contigua a la mía en el Pizza Hut con sus hijos. El pequeño, saltó de su asiento y se vino a mi lado a jugar con su cochecito, que me enseñó y describió y demostró. Una conversación filosófico-infantil que duró hasta que Ewen vino y le dijo, "Deja de molestar a la chica". A lo que yo contesté: "No se preocupe, Mr Bremmer, no me molesta".

-Ewan McGregor: Dos grados de separación me distancian de Ewan. Mi anterior camello es primo hermano del actor.

-Gary McCormack: Gary es un personaje de la noche de Edimburgo, no es difícil encontrárselo a cuatro patas en cualquier bar de barrio. Interpretó el papel del padre en Sweet Sixteen y hace también de camello en Trainspotting, pero no trabaja mucho debido a su serio alcoholismo.
Hará tres años, disfrutaba de unas cervezas en el Meadows bar borracha como una cuba y Gary se sentó en la mesa que yo compartía con otras dos amigas. Famoso por su debilidad por las chicas comenzó a darnos la brasa y a babearnos las orejas, así que salió mi temperamento mediterraneo. Nos engarzamos en una absurda discusión sobre algo que no recuerdo y le pregunté algo que no le gustó nada, ojalá supiera el qué. Lo que sí recuerdo es la afectada contestación, justo antes de levantarse e irse: "Si no sabes la respuesta, mejor no hagas la pregunta". Viva la ignorancia justificada!

-Peter Mullan: Peter es un cielo, y durante una larga temporada fue mi cliente favorito de los lunes en el pub en el que trabajaba. Jugábamos al Jenga y bebía pale ale.

-David Cameron: El líder del partido conservador británico hizo campaña en las pasadas elecciones en Glasgow el mismo día que yo decidí llamar al trabajo diciendo que estaba enferma para irme de compras a esa misma ciudad. Miraba absorta los escaparates de Buchanan Street, cuando un vocerío me despertó sacó de profundas meditaciones: "Me quedará bien ese vestido?" Cameron y su séquito de fotógrafos, periodistas y mirones se detuvo a dos metros de mí. Mientras me preguntaba en qué franquicia de rayos uva habrá sacado ese moreno anaranjado, una joven me preguntó si quería que le presentara a "Dave" como ella lo llamó. Dije que sí y me condujo junto al político, chocamos manos y me preguntó qué asuntos me concernían. No sé que contesté, algo sobre el exceso de impuestos, supongo. Decenas de cámaras disparaban a mi alrededor.
Pasé una noche horrible, pensando que al día siguiente, los periódicos locales iban a publicar en portada una foto mía con "Dave" y me iban a meter en un lío con mis jefes, que me hacían en cama con un virus estomacal.
Afortunadamente, la foto que publicaron mostraba solo a Dave.