No puedo escuchar esto sin pensar en...
Heroes and Villains de los Beach Boys sonaba en el coche de camino a Plockton desde Skye. La carretera era estrecha y curva. Acababa de llover y el cielo estaba todavía ennegrecido; la oscuridad le concedía al paisaje un efecto inhóspito, un carácter belicoso. El viento agitaba los árboles con violencia y las ovejas se acurrucaban donde podían. A mí me dolía el tobillo y estaba hambrienta, pero todo se me olvidó cuando a la entrada del pueblo ví las palmeras. Palmeras en las Highlands!
La canción estaba terminando y comenzaba Vegetables.
Desde entonces,cada vez que escucho Smiley Smile me viene a la cabeza ese instante, y es tan vívido que incluso noto la punzada en el tobillo.
Los remixes de Matthew Herbert me sitúan en la habitación asimétrica de la inmensa cama. Volvía de una noche larga, empezó con una sesión de Si Begg y continuó en una fiesta en la que bebí rusos blancos. Ya de día volvíamos a casa y de camino nos cruzamos con un caballero que nos dió los buenos días. Pensé que, encontrándome yo en ese estado de ebriedad, era extraño cruzarse con gente "normal" que se levanta pronto, desayuna y compra el periódico. Ya en aquella habitación, puse el disco Second hand sounds y sonó la canción Hoping de Louie Austen. Me puse a bailar y nos abrazamos hasta que caímos engullidos por la cama. Después parloteamos, me contó aquella historia divertida que tanto me gustaba escuchar porque cada vez la contaba diferente, y me dormí en su regazo.
No he podido volver a escuchar Hoping.
El álbum Cocaine de Dillinger era el que siempre seleccionaba por las mañanas en el bar cuando aún no estaba abierto. Mientras cargaba las neveras, hacía los pedidos y montaba las mesas, tarareaba Cocaine in my brain. El pan se cocía en el horno y una vez hecho, desayunaba café con tostadas recién hechas con Funky Punk. Cuando escucho este tema, puedo oler el pan haciéndose.
La gran noche de Raphael me trae recuerdos de JA y aquella mañana de domingo en Valencia que la cantamos entusiasmados al darnos cuenta de que ambos nos la sabíamos entera. Ahora cada vez que la oigo, me viene la voz guasona de JA solapando la de Raphael.
La camarera del bar en el que he desayunado ha puesto Innervisions de Stevie Wonder. Podía haber sido ayer que me regaló ese disco y lo escuchamos mientras cenábamos fideos chinos para llevar. Estaban tan salados que era como sorber agua de mar; nos bebimos dos botellas y media de vino.
El café del desayuno me ha sabido a mar.
14 Comments:
¿¿Qué sería de nuestros recuerdos sin música?? A este tipo de cosas es a lo que me refería al principio de mi post.
Sí que es curioso que hayamos escrito casi a la vez de temas tan parecidos, se nos habrá aperecido la mismisima musa Euterpe con su lira.
Melódicos saludos!!!
De entre las cosas que nos evocan sabores, olores, gestos, gustos, no hay nada como la música, siempre la misma y siempre distinta, Pussy. Cómo me han gustado sus historias, me quedo con ganas de más. He podido entreverla, desayunando, acordándose de un cierto sabor a mar. Un lujazo. Un beso, Pussy.
De verdad Pussy, un post muy bello.
A veces pongo la ruleta rusa emocional del random con mis mp3. Tengo una carpeta donde guardo los casquillos para luego enterrarlos. Hay otros con los que me faltan fuerzas para escucharlos, pero se que en el futuro las tendre.
Y estoy seguro de que hay o habra un disco que quiera, que queramos, escuchar "over and over again."
wow! que recuerdos, no se si es por mi, pero los leos con cierto destello de melancolia
Dios, debe ser la llegada de la primavera o algo telepático en el ambiente, porque precisamente esta mañana venía en el bus pensando exactamente en esto punto por punto: en cómo algunas canciones no puedes oírlas sin que de repente te sientas exactamente como en aquel instante. De repente recuerdas los lugares o las personas o los olores que había cuando la escuchabas de forma realmente vivida, como si realmente estuvieras allí, y si no llegas a escuchar esa canción es posible que ni siquiera hubieras podido recordarlo por ti mismo. También pasa con las comidas, por ejemplo. Es una especie de condicionamiento pavloviano de la hostia. La magdalena de Proust, que se dice.
Tus remembranzas bohemias logran emocionarme y darme a saber cuánto logras a veces disfrutar..
Después de haber visto tus pechos a lo Janet Leigh ya no te leo de la misma forma :P
Yo intento asesinar los recuerdos. Es casi sacrílego irse a la cama con alguien escuchando ciertos discos...
Pero aún hay algunas canciones que me paralizan y me dejan sin poder defenderme.
Vaya, me he puesto seria hoy :)
Ciertamente no hay nada como la música. Yo juraría haber escrito algo de este estilo, pero mucho peor, claro, tanto en lo literario como en lo musical ;-)
Un beso, Miriam G.
Algo parecido dijo un señor sobre una magdalena que le recordaba no sé qué. Creo que le llamaban Proust y desde entonces se empezó a hablar de él cada vez que a alguien le pasaba como te ha pasado a ti con el desayuno.
Pero lo suyo sólo era un personajillo de novela y a las personas eso nos pasa en la realidad tangible. Y qué bueno es a veces... y qué malo otras.
1977, son tan apuntados que incluso escribo los posts con ellos.
Bui bodito. Do eztoi oda ved cod aledgia. Tabbied hay cadziodez que do puedo ezcuchad. Tieded dobbre y apellidod.
Muy bueno el relato, mezclando las canciones con los recuerdos del día anterior.
Pussy, ¿estas insinuando entre líneas que has tenido intercambio con hombres?.
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