Autobús

La situación es la siguiente: Para ir a trabajar, antes cogía el autobús No. 42. Era un transporte lleno de gente joven que se lava la cara por las mañanas, y yo hasta había hecho amigüitos en la parada que esperaban a la misma hora y que también cogían ese bus.
Una ruta agradable que te lleva cerca de los parques donde el tráfico es escaso. Conductores que dan los buenos días, y hasta de vez en cuando se oye alguna carcajada, incluso a horas indecentes de la mañana.
Yo adoraba el 42. Charrabamos todo el camino sobre música, comiamos curasanes y hasta llegaba a trabajar de buen humor.
Por desgracia, la biblioteca se ha mudado a un edificio robotizado de cemento junto al mar, y el No. 42 no pasa ni cerca. He tenido que pasarme al No. 8, un transporte plagado de gente de aspecto miserable que lee el Daily Mail o nada y escucha música demasiado alta en el mp3. Lamentable.
Hace poco, quedé con mis amistades del 42 y les describí la realidad del No. 8. No me creyeron y contestaron con un flexible comodín: "Vá, no será para tanto". Asi que hoy les he mandado un mail que traduzco y pego a acontinuación:

"Queridos Chris y Andy,

No puedo más.

Más que un autobús, el No. 8 es como la sala de espera de un hospital. Gente de tonalidades violáceas con enormes bolsas bajo los ojos, que tosen como si se les fuera en alma con cada esfuerzo. De los baratos auriculares de la mitad de ellos se desprende música de Eminem o gabba y en sus rostros puedo leer que la fantasía sexual más extrema que han tenido en su vida ha sido con Margaret Thatcher.
Bombers y zapatos con hevillas incluso en los chicos, a los que jamás he oido pronunciar palabra, sino monosílavos inconexos: "Muu" "Buaj" "Uuhh". Lo peor es que son estudiantes jóvenes, desganados y antisépticos con las ganas prematuras de tener 50 años. Cuando subo, siento que la humanidad involuciona, es como una máquina del tiempo al paleolítico.
He llegado a plantearme la posiblilidad de coger el 42 y enlazar con el 19, pero pillarlo a la misma hora que vosotros me haría llegar tarde al trabajo. Necesito una solución porque tengo los nervios crispados, estoy en estado crítico.
Para que os hagais una idea de la gravedad del asunto, yo, que sólo busco vuestro entendimiento y que os deis cuenta del trago que estoy pasando, esta mañana he tomado una foto del panorama que presentaba, aún a riesgo de ser apedreada o sometida a dios sabe qué torturas ancestras:



Siempre vuestra,

Pussy"