Alcohol

Ando, desde hace unas semanas, buscando la bebida adecuada, y en el intento me estoy agarrando unas castañas que no se las salta un gitano.
Yo era devota del whisky con cola. El Dyc no lo aguantaba, ni lo aguanto, pero vaya, no es algo que vendan en estas tierras, con ese nombre tienen el mercado limitado. No, tenia que ser White Label o Jonny Walker, y de whiskey ni hablar, el Jack Daniels sabe a barniz.
El caso es que me vine a la patria del licor y se me fastidió el invento. En los pubs el whisky de la casa es normalmente de buena calidad, y da pereza mezclarlo con cola, claro que no me voy a tirar noches enteras bebiendo whisky a palo seco. Fue entonces que pasé al plan B, el GinTonic, como la reina madre (dios la tenga en su gloria). El problema es que aquí te sirven medidas dosificadas, 25 ml. Una lágrima de gin y mucha tónica. Para notar su efecto, me tengo que beber al menos 9 de ellos, y entonces ya me he arruinado y no voy a poder comer hasta fin de mes (de nuevo!) O también puedo pedírmelos dobles, que es lo que hago el día de pago. 50 ml sigue siendo una miseria, pero al menos el alcohol no se diluye con la mezcla. No hay nada peor que el final de un gintonic cuando los hielos se han deshecho y tiene ese regustillo aguado. Me da tanto asco que normalmente me pido el GT con un solo hielo.
El caso es que a pesar de que a mi me gustaria beber GT cada vez que salgo, pocas veces soy capaz de hacerlo, porque esta sociedad te empuja al consumo de pintas de cerveza. Yo tardo una eternidad en acabármelas, en el proceso se me desventan y calientan, y antes de terminarlas ya las he aborrecido. Por ejemplo, salgo con los compañeros de trabajo y todos y cada uno de ellos se piden una pinta de lager que, como son británicos, se acaban en siete minutos, está en sus genes. Las bebidas se pagan en rondas, asi que cada siete minutos alguien se levanta a pagar una. Cuando me llega el turno a mi, tengo 5 pintas enteras sobre la mesa que he ido acumulando en un intento por acabarme la primera. Claro que podria pedir un GT doble, pero como la Sra. Finin dice, cuando te invitan, es feo pedir lo más caro del menú, por mucho que duela.
Lager, whisky y gin ya están eliminados de la lista, qué me queda? Las mezclas en plan Malibu con piña, Licor 43 con cola y demás son como comerse un caramelo líquido. Dan asco. El ron con cola sabe a koyac, el tequila lo aborrezco desde aquella primera borrachera que cogí en mi vida. El mezcal me gusta, pero en chupito.
El vodka. Estos dias he comprobado que el vodka me pone como una moto sólo con olerlo, lo que no estaría mal si los acompañantes no estuvieran aún sobrios. No hay nada peor que cantar Asturias patria querida a solas.
He descubierto las cervezas ale, que son más suaves, no tienen gas y se sirven a temperatura ambiente. Asi dicho suena como una patada en la boca del estómago, y lo cierto es que es la bebida asociada a alcohólicos de más de 50 años, algo asi como la copa de Soberano acompañada de un Farias en España. Pero no está mal. Los problemas son dos: el primero es que tengo que ocuparme de las risas y bromitas de los camareros cuando la pido. El segundo es que sólo la sirven en antros de mala muerte, frecuentados por alcohólicos y conservadores.
Con esto, cada vez que un camarero me pregunta: "Qué le pongo?" yo me quedo en blanco y pienso: "Por dónde empiezo?"
Sigo buscando.