Thursday, August 13, 2009

Edinburgh Fringe

Anoche tuve una pesadilla horrible. Me paseaba por los pasillos de una casa gigantesca de varios pisos en la que se estaba celebrando una fiesta. La luz de ambiente era roja, por supuesto, y a mi alrededor, el resto de invitados, tanto los que reían como los que bebian o los que se escabullian perseguidos por otros, como los que discutían se lo estaban pasando de maravilla. Yo buscaba a mis amigos, era difícil con el bullicio y el gentío. Tampoco ayudaba el tamaño del caserón ni la cantidad de alturas.
Me he despertado confusa, y al salir a la calle me he encontrado en el centro de una ciudad atacada por la histérica. Gente disfrazada entregándome fliers, actores ocasionales, excéntricos, oportunistas, shows callejeros de contorsionistas y trapecistas, intérpretes amateurs de Shakespeare y todo un elenco de personajes de la farándula a tiempo parcial. Todos y cada uno de ellos tratando de destacarse sobre los otros con atuendos o comporatmientos únicos.

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Entonces mi sueño a cobrado sentido, porque caminando entre las masas yo me siento como el espíritu anti-fringe, el Scrooge del festival, refunfuñando y detestando a cada supuesto actor de reparto que me cruzo.
Cada año es lo mismo, me estudio el programa de cabo a rabo, leo hasta la sección de teatro musical, subrayo, catalogo cada show con marcas diferentes según el grado de interés que me despiertan... para al final, nada, termino acudiendo a conciertos o al cine, como el resto del año. Quizá sea frustración y envidia, los odio porque por más que lo intento no puedo pasar a formar parte de la celebración.
El rey del Fringe es la comedia, stand-ups en cada antro, en cada agujero rehabilitado, en cada sótano de bar, la hay ofensiva, la hay gratuita, la hay asidua, común, original, conocida, vulgar, efectiva, decadente, devastadora, hilarante, mediocre, vacía, popular, ejijan ustedes el adjetivo. Sea del tipo que sea a mi no me gusta.
En mi defensa diré que la española no es una cultura muy dada al fenómeno stand-up, los humoristas españoles o cuentan chistes como Eugenio o son parte de un pequeño acto como Gila, pero esto de tener un tipo de pie en un escenario con un micrófono durante una hora no es un tipo de espectáculo al que esté acostumbrada.
Pero como en mi sueño, a mi alrededor se produce algo, una festividad para la que audiencias viajan miles de kilómetros, y sin embargo, al director se le olvidó mandarme la invitación.

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Friday, August 07, 2009

The French Doors - Steve Ayson

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Thursday, August 06, 2009

A Putin

Nuevos tiempos traen nuevas necesidades, y con ellas llegan las nuevas responsabilidades. Bien lo saben los líderes políticos de nuestros días, que con sus comportamientos ejemplifican el zeitgeist con una precisión matemática.
Tal es el panorama general, que me estoy planteando la apertura de una sección sobre jefes de gobierno en la que se recojan las excentricidades de personalidades como Berlusconi, Sarkozki... y Putin. A Berlusconi ya le dediqué un pataleo hace un par de meses, y ahora le toca el turno a ese macho eslavo que es Mr Putin. Y si no, vean estas delicias publicadas en la prensa rusa ilustrando las vacaciones siberianas del primer ministro.

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Nuevos tiempos, nuevas imágenes icónicas. Si en el pasado la única oportunidad que teníamos de ver a un político en topless era con la finalidad de tranquilizar la inquietud ciudadana sobre aspectos medioambientales, exactamente como hizo Fraga en su famoso baño de Palomares, los tiempos modernos transforman la manipulación mediática de la tranquilidad social a la aspiración consumista.
Por un lado pienso que la finalidad de las imágenes es la de mostrar una personalidad con aptitudes de liderazgo, si a los 57 se está en disposición de realizar todo tipo de actividades de supervivencia, gobernar un pais es coser y cantar. No difiere tanto de las motivaciones de muchas jóvenes internatuas que se destapan en la web, en realidad lo que quieren decir es: "No solo soy sensible, inteligente, despierta, astuta y graciosa, sino que además tengo un par de tetas".
Putin se convierte en el ideal masculino, en lo que un hombre aspira a conservar con la edad, unos pectorales firmes, unos brazos tonificados, una madurez atractiva y por otro representa el ideal que una mujer busca en un compañero, camarrada en este caso.
Por si el rol de adulto jugando a ser un boy scout resulta un tanto old fashion en la sociedad contemporanea, una ligera malinterpretación del concepto de la masculinidad, el listo de Putin se cubre las espaldas posando ante las cámaras mientras le da de comer a un caballito, sacando a relucir su lado humanitario y sensible. BrokeVlad Mountain.

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Wednesday, August 05, 2009

Libros almacén


De pequeña tenía una caja de los recuerdos. Si quería recordar un día en particular, elegía un memento que lo representara y lo guardaba en una cajita de madera. Entradas, flores secas, anillitos de plástico, recortes, fotos, servilletas con mensajes y otros objetos tan varios que en ocasiones con el tiempo, olvidaba la razón de su presencia y se convertía en una colección de elementos varios, azarosos e incongruentes en conjunto.
La edad me trajo orden y reduje este elenco de memorias a colecciones, en una caja de zapatos guardaba las fotos, en bolsitas de producción y diseño propio, las tarjetas postales, en un monedero recogía las entradas de cine y teatro, en una carpeta vieja, los recortes de noticias y anuncios y por último, en sobres, los textos: los poemitas, los relatos y las citas. Uno de mis pasatiempos favoritos era destapar uno de estos envoltorios y contemplar su contenido, pasear mi mirada por los recortes, releer cuentos, acariciar fotos...
He dejado de ser tan sistemática, y aunque continúo guardando en el monedero las entradas de cine, creo que es puro hábito, porque cada Septiembre simplemente las meto en un sobre con el año que le corresponde y las almaceno, sin más, sin repasos ni evocaciones. Aún así, por alguna reminiscencia a la infancia, he desarrollado un curioso sistema de clasificación: Los libros.
Una de las constantes que se puede encontrar siempre en mi bolso, junto con el monedero, las llaves y el móvil. Me acompaña a todas partes la lectura del momento, que cumple dos finalidades, la de satisfacer mis necesidades como lectora y la de almacenaje de folletos, cartas, tarjetas de felicitación, fotos, pegatinas, invitaciones, pases, tickets, listas, anotaciones, mapas, horarios de trenes, billetes, fotocopias, hojas de revistas, números de teléfono, tarjetas de visita, cuestionarios, solicitudes sin rellenar, vales regalo, descuentos y demás literatura comercial y artística del entorno que llega a mis manos. Pasar las páginas de un libro de mi estantería es como abrir la puerta de un intervalo temporal pasado, con restos arqueológicos de cada esquina que pisé, de cada antro al que entré.
Es un retorno a mi cajita de madera desordenada y aleatoria, sólo que reproduce las memorias de un momento determinado, del intante de mi vida que va desde que comienzo hasta que termino un libro. A veces los papelotes no significan nada, meros anuncios de tránsito. Otras veces, la relación de lo encontrado con el libro en cuestión es tan fuerte, que desprevenida, puede suponer un shock que me afecte el resto del día. Es por eso que antes de abrir un libro, respiro hondo.

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Tuesday, June 09, 2009

Camera - David Cronenberg (2000)

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Thursday, May 28, 2009

Tócala otra vez, Sam

I hate how white people always try to take credit for something after they discover it. Like it wasn’t happening before they found out about it – which most times is always late, and they didn’t have nothing to do with it happening. Then, they try to take all the credit. […] That kind of dishonest shit makes me sick to my stomach. And when you speak out on it or don’t go along with this racist bullshit, then you become a radical, a black troublemaker. Then they try to cut you out of everything.
Miles Davis, Dorsey, 1997, p. 12


La figura del proxeneta de traje púrpura y sombrero de copa es un esteretipo común de la raza negra en el cine. Pero no es el único. Está también el del criminal callejero o el secundario cómico. Si bien recientemente y gracias al esfuerzo de ciertos actores y directores, la representación del afroamericano en el cine está cambiando, el camino hacia una igualdad es largo y lleno de obstáculos.
En el género musical, los actores negros siempre representan el secundario talentoso que canta o baila con un virtuosismo extraodinario. O si nos referimos al biopic de un músico blanco, en ese caso la figura del negro pasa a ser la del antagonista, personaje soberbio y arrogante que compite con el protagonista.

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El argumento es siempre el mismo: Tenemos al joven artista caucásico que intenta abrirse paso en la abarrotada escena musical. Para demostrar su talento, no es suficiente escuchar su pericia de interpretación, hay que contrastarla con la de otros músicos, y es entonces cuando interviene el músico negro. Es una aparición estereotipada condenada desde el principio, sabemos en cuanto lo vemos entrar en escena, que será ridiculizado. La única sorpresa va a ser el cómo.
Es una apropiación de género en la que los verdaderos innovadores en música son relegados al papel de reparto. Quizá sea porque la supremacia blanca no pueda aceptar que alguien sea mejor que ella, o quiza es una adquisición metafórica de algo que, como la música, apasiona y fascina. Así a simple vista, la explicación resulta bastante lógica e inocente, pero en mi opinion esconde no solo una tremenda expresión de poder sino una manipulación indecente de la Historia. Es una justificación rastrera a la ausencia de creaciones blancas.
Para demostrar esta teoría, cuatro ejemplos:

-La leyenda del pianista en el oceano (Giuseppe Tornatore, 1998) El personaje de 1900 posee una habilidad innata para tocar el piano. El virtuoso músico interpreta en su barco, de Puerto en puerto y su fama se extiende tanto que un día, el mismísimo Jelly Roll Morton lo reta en duelo de concierto. Al principio 1900 rechaza entrar en el juego, y adopta una postura no competitiva. Si fuera un partido de tenis, habría tirado todas las bolas fuera de pista a propósito. La razón es simplemente que no lo necesita, que está disfrutando tanto con la música del maestro que ganar o perder es algo secundario, él está por encima de toda competitividad. Hasta que la actitud sobervia del creador del jazz le saca de sus casillas y le da un repaso al piano que casi termina en llamas ante un público boquiabierto. Morton sale del barco humillado.

-Nueva Orleans (Arthur Lubin, 1947) Aqui tenemos la historia de una pobre ingenua cantante de ópera llamada Miralee Smith que un día descubre el jazz y se enamora de tal forma que decide cambiar el rumbo de su carrera para dedicarse a este género. Louis Armstrong, en su papel de malvado se encarga de recordarle que se encuentra en el entorno equivocado, y desde este momento, la película toma un carácter de supervivencia: Se transforma en una reflexion sobre el triunfo personal en un ambiente hostil. Billie Holiday tiene un cameo en la que sería su única incursion en el cine, como sirvienta de Miralee. Y la verdad que dá lástima, con su delantalito cantando con esa melancolía. Lo que queda claro a lo largo de la cinta es que la interpretación de la cantante blanca es superior a la de ésta. Es casi denigrante que a alguien se le haya ocurrido darle ese papel a un talento como el de Holiday, es una burla de mal gusto.

-Great ball of fire (Jim McBride, 1989) Ah, esa bella oda a la pedofilia y al incesto que es Gran bola de fuego. Era otra época, era otra época… No hace falta que narre el argumento, iré al grano: Hay una escena en que Jery Lee Lewis, algo mosca por telonear a Chuck Berry, comienza a tocar para una audiencia que no es suya, pero termina conquistando sus corazoncitos, sobre todo cuando se desmelena y le prende fuego al piano. Después, mira con desprecio a Berry que está plantado en el escenario con expression incrédula y dice algo asi como: “el público es todo tuyo”. Chuck Berry contra Jerry Lee Lewis? De veras es necesaria la comparación? Porque si lo fuera, este ultimo tendría todas las de perder, non?

-8 miles (Curtis Hanson, 2002) Bueno, bueno, aqui tenemos nada más y nada menos que al wiggar Eminem, un ser que nació con un color de piel que no le correspondía. Es un Michael Jackson pero a la inversa, es un madafackr wanna be black. Y como no puede, por falta de recursos o exceso de dignidad, pues los critica. Es como cuando de pequeña me peleaba con los chichos que me gustaban, si no van a ser míos, pues me meto con ellos. Y eso es lo que Eminem hace, los tacha de bullies, de matones. Pero al final, él es mejor rapper.
Y ya esta, tengo mas cosas que decir, pero estoy cansada de escribir y estoy enferma con una gripe viral horrosa. Me piro a la cama.

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Wednesday, May 27, 2009

A Silvio

De pequeña mi madre me decía que si un señor me ofrecía caramelos o gatitos a cambio de que lo acompañara, saliera corriendo a decírselo. Mi imaginación no estaba lo suficientemente corrupta como para valorar las consecuencias, o quizá mi inteligencia era tan limitada ni siquiera me cuestionaba el porqué del consejo de mi madre. Un temor paternal extendido, yo solo puedo imaginar, que tus descendientes sean raptados por un pervertido y sometidos a sus retorcidos caprichos. En esto reparaba yo esta mañana, cuando releía las últimas andanzas de ese enamorado de las carnes juveniles, amigo de la adolescente inocencia, ese ejemplo a la tercera edad que es Berlusconi. Silvio sufre delirios de emperador romano y cuando se mira al espejo por las mañanas se visualiza a sí mismo con una túnica y una corona de laurel, y así, con la barbilla en alto dice en tono afeminado: “Que me traigan todas las vírgenes de la Lombardía. Las tomaré todas antes del almuerzo.”
Ha de ser un estado mental. No es que le importe tres cojones la opinion pública. Es que sus tendencias caligurianas de poder son tales que se piensa por encima de ella. Su figura no se puede ver perjudicada porque ni siquiera tenemos derecho a opinar sobre lo divino, o sea, EL.
El caso es el siguiente, si yo llegara a mi casa esta noche, y le dijera a mi santa madre: “Mamá, te presento a mi nuevo novio” y de detrás de la puerta surgiera Silvio Berlusconi, la pobre mujer se iba a decepcionar mucho. Y seguro que pensaría que a este tipo de personajes se refería ella cuando hablaba de golosinas y gatitos.
Lo cierto es que si siempre hubiera seguido los consejos de mi madre no tendría ni la mitad de la experiencia que tengo hoy, pero no todo va a ser rebeldía contra la protección paterna. Y es una pena que los padres de Noemi Letizia, la modelo en su decimooctava primavera que le ha causado al Il Presidente el revuelo mediático que nos ocupa, no sean como los mios.

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