Thursday, October 30, 2008

Tales of the weirdly departed

El respeto a los muertos es una tradición cuyo origen desconozco pero considero obsoleto y de necesaria abolición. Evaristo, mi profesor de literatua durante los 3 años de bachillerato, solía contar que el recuerdo más jocoso que guardaba, era el velatorio de la madre de un amigo suyo. Una mujer extraodinaria y tan divertida que se pasaron la noche entre risas narrando anéctotas en las que la muerta era la protagonista de varios sucesos disparatados. Mientras, ella reposaba ahí, junto a ellos, confirmando el buen recuerdo que su memoria iba a dejar.
Yo no soy persona de gran espiritualidad ni misticismo, asi que el momento de la muerte me despierta curiosidad, como algo que llegará un día, y como a la menopausia no la espero con ansia. Pero no veo porqué no ha de entretenernos y proveernos de material cómico. Si pudiera elegir, mi muerte sería discreta e indolora, de perfil imperceptible, tímido. Como un silencio inadvertido.

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Desgraciadamente, haciendo uso de la sabiduría popular, diré que las cosas nunca son como una las espera. Tras leerme el ligero libro de Cynthia Ceilás Thinning the herd: Tales of the weirdly departed, reafirmo el refranero.
Una lectura más que apropiada para las fechas, con el día de los muertos a la vuelta de la esquina, el recopilatorio de muertes curiosas que el libro recoge contiene joyas como estas. Algunas de ellas, como dijo el irlandés encarcelado hace unas semanas por empujar a una viandante y orinarle mientras ésta yacia en el suelo: “Esto es material de Youtube”:

-El comandante unionista John Sedgwick antes de ser derribado por un tiro en la cabeza durante una batalla de la Guerra Civil estadounidense, afirmaba: “No pueden alcanzar ni a un elefante a esta distancia”.

-Mi personaje favorito que el actor británico George Sanders interpretara es el del profesor de colegio Gordon Zellaby que se suicida pensando en blanco en Village of the Damned. A los 64 años de edad, dejó una nota junto a su cadaver explicando las razones por las que se quitaba la vida: "Simplemente, estaba aburrido".

-Cuando Voltaire, en su lecho de muerte fue incitado por el cura que le impartía la extrema unción a renunciar a Satán, este contestó: “Querido amigo, este no es momento de crearse enemigos”.

-La nota que el linguista francés Dominique Bouhours dejó previamente a su suicidio decía: “Estoy a punto de – o voy a – morir. Ambas expresiones son correctas”. Qué precisión.

-Pancho Villa, presionado por su fama, antes de morir exclamó a su biógrafo: “No deje que esto acabe así! Escriba usted que he dicho algo!”

-Las últimas palabras de Einstein forman parte de la Historia oculta que jamás sabremos. Su enfermera y única presente en el último suspiro del genio, no hablaba alemán.

-Joan Crawford, haciendo gala de su fama de despreciable se giro hacia su mayordomo, que rezaba de rodillas en su lecho y le dijo: “Maldito, no te atrevas a pedirle a dios que me ayude”.

Acompañante perfecto de este libro es el Diccionario de últimas palabras de Werner Fuld, en la misma línea. Y recuerden, si la muerte se avecina, tengan el discurso preparado.

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5 Comments:

At 7:56 PM, Blogger David Nashbar said...

Una buena nota de suicidio sería algo así como:

"Tengo algo de vital importancia que comunicaros, pero no sé si me va a dar tiemp..."

Aunque para joder, esos que reunen a toda la familia alrededor del lecho de muerte y les dicen:

"Los ahorros de toda mi vida están enterrados en...¡Hugggggggg!"

Lo anterior ha ocurrido señores. No lo duden.

 
At 7:45 AM, Anonymous Anonymous said...

de enano me gustaba pasear por los cementerios....
para epitafio el archiconocido: "perdone que no me levante a saludarla señora"

isolatednought

 
At 2:33 PM, Blogger simplexia said...

a veces doy vueltas y maquino como sería (o será, que nunca se sabe...) mi suicidio.

haría alguna barbaridad que a la gente no le quedara más remedio que reírse al explicarlo....

me pintaría un corazón y flechita en el brazo con "amor de madre"... y a grito de Banzai!!!! .... saltaría por la ventana en pelotas con la visera de la costa brava que me regaló un amigo.. si.. esa que lleva una hélice a pilas.... y creo que dejaría una nota con "tonto el que lo lea"... no se... algo así :)

 
At 3:32 PM, Blogger Markitos said...

No sé, algo se me ocurrirá cuando ocurra.

 
At 11:02 AM, Anonymous Anonymous said...

genial voltaire!

 

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