Martin - Geroge A Romero

Si tuviera que elegir mis dos películas de vampiros favoritas, éstas serían Arrebato y Martin (1978). Ni ajos ni cruces, ambas películas utilizan el vampirismo como telón de fondo para analizar otros aspectos más mundanos y realistas. Algo así como lo que Peckinpah hizo con el western.
En el caso de Martin la frontera entre la realidad y la ficción es difusa, la necesidad de sangre por parte del protagonista se plantea entre la duda de la necesidad y la timidez supina. El personaje vive atormentado, por un lado sus vívidos recuerdos, por otro, la tortura de su pariente más cercano, su tío, el cual declara la primera vez que aparece en pantalla: "Has de ser salvado, y una vez salvado has de ser destruído", una frase que, personalmente, me parece toda una oración.
El film comienza con una secuencia impactante, que marca el tono del resto del film, Martin lleva a cabo un asesinato en un tren, pero no es un crimen sanguinario y violento, es bello, hecho con amor y ternura si cabe.
No puedo escribir sobre esta peli sin hacer una mención a la banda sonora de Donald Rubinstein, un jazz minimalista y estridente, perfecto para el género.