Personajes Modelo: Avelina

Pussy: Qué haces esta noche, Avelina?
Avelina: Tengo un curso en la parroquia.
P: Un curso de qué?
A: De catecismo.
P: Ah, si? Y de qué hablais?
A: De la vida en general. Nos imaginamos situaciones hipotéticas y discutimos cuál sería el comportamiento adecuado.
P: Ponme un ejemplo.
A: Por ejemplo, la semana pasada discutimos la siguiente situación: Imagínate que en unos apartamentos hay un hombre desnudo en un piso y en el de abajo una mujer desnuda. Se produce un terremoto, el suelo se quiebra y el hombre desnudo cae sobre la mujer desnuda, dejándola preñada. Sería lícito, en tal situación, practicar el aborto?
P: Estás de guasa?
A: No.
P: Avelina, no me habías dicho que el hombre tenía una erección, haber empezado por ahí.

Por difícil que resulte de creer, esta conversación no es fruto de mi trastornada imaginación, esta charla es real y dio lugar entre las estanterías de una biblioteca vacía. Imaginaros mi decepción al reparar en que yo había sido la única en escuchar tales disparates. Es muy triste no poder compartirlos con un cómplice de escenario. Pero a lo que íbamos, Avelina. Muchos os estareis imaginando una bibliotecaria de 50 años, soltera, con enormes gafas y falda larga estampada. Nada más lejos de la realidad. Avelina tiene 24 años, es atractiva y viste siempre llamativos escotes. Un encanto cuyo único infortunio ha sido nacer bajo las creencias de una familia Baha'i. No bebe, no fuma y no sale. Celebra el Fín de Año en Marzo, cuando te manda un mensaje de texto que dice: "Feliz Año Nuevo!" y en Febrero no come porque está de ayuno. Es de cajón decir que es virgen y que asi permanecerá hasta el matrimonio. Pero ya lo tiene todo previsto: el traje que va a llevar, las joyas, el lugar de la ceremonia y hasta los detalles del convite e invitados. Hasta está asistiendo una vez por semana a unas clases de preparación al matrimonio. Y eso que aún no tiene novio.
Por un lado, la llamada de las hormonas, que le piden a gritos un poco de sexo sucio y bondage, y por otro sus ridículas teorías acerca de las citas con chicos: "Hasta la octava cita no es propio darse un beso", "los dejo en cuanto me ponen un dedo en las tetas", y otras profundas estupideces que cuenta en el almuerzo. El otro dia, durante la comida, un par de fornidos estudiantes se sentaron en nuestra mesa. Yo les pregunté qué curso estaban haciendo. "Carpinteria", dijo uno. "Ah! Como Jesucristo!" dijo Avelina. Presenté mis excusas y desaparecí como un rayo.
Es la llamada de la naturaleza la que la delata. Ella quiere pasárselo bien, es por eso que le entorna los ojos a los estudiante semi-interesantes, flirtea con todos y luce generosos escotes y prendas translúcidas. Pero en cuanto uno de ellos da un primer paso y le pide una cita ella se ofende y se pregunta: "Qué se ha creído que soy?"
Yo le tengo un cariño especial, y me entretengo escandalizándola: "Tengo una resaca horrorosa hoy. He tenido que beberme un vodka esta mañana porque no podia ni andar", le he dicho hoy. Ella ha contestado: "Yo una vez, cuando tenía 15 años probé el champagne y me resultó asqueroso. Desde entonces no he probado una gota de alcohol".