Dead by Dawn

Por fin uno de los fines de semana más esperados del año, llega Dead by Dawn, mi festival de cine de terror favorito. Se inauguró ayer con la perversa Hard Candy (David Slade, 2005), que nos ha habierto el apetito para un programa lleno de títulos perturbadores que se agradecen en uno de los años más flojitos en el género que yo recuerde. Hard Candy es una cinta de terror pederasta en la que una jovencísima depredadora sexual tortura a un afamado fotógrafo. Jamás se me ocurrió que la castración pudiera llegar a ser tan divertida. Una inauguración silenciada por los medios, que se han negado a cubrir el estreno de una película que trata tan abiertamente la pedofilia, quién los necesita?



En el apartado de clásicos tenemos Don't Look now, Dead of Night, Grim Prairie Tales y Last Supper junto con el capítulo de John Carpenter para Masters of Horror, Cigarette Burns. El invitado de este año es el gran Tony Todd (si, Candyman en persona), al que me encargaré de pedir un autógrafo en mi seno izquierdo en cuanto se me presente la ocasión.
Los cortos son siempre deliciosos, este año con triple representación española La guerra, El desafio a la muerte y Los ojos de Alicia, si el lunes soy capaz de articular palabra, haré una reseña. El resto del programa es igualmente prometedor, a primera vista lo que más me ha llamado la atención son Haze del director de Tetsuo Shinya Tsukamoto, Broken de Adam Mason, la irlandesa Isolation de Billy O'Brian y el estreno mundial de Blood Trails de Robert Krause, pero ya me estoy anticipando, lo mejor son siempre las sorpresas.
Siempre pienso lo difícil que es superar pasadas ediciones festivaleras, y de alguna forma, Dead by Dawn siempre lo consigue, y año tras año hace de mí una peor persona.