Resumen vacacional

La mayoria sabeis ya a que he dedicado mis dias en Espanya, ni secretos ni variantes, que a parte del paseo con Señora Finin por la maravillosa exposicion de portadas de discos poperos de los 60 y 70 del Muvim, el resto fue nihilismo extremo. El norte de Escocia tuvo otras implicaciones mas a largo plazo que una simple resaca. El aislamiento total durante dos semanas es tragico para tambaleantes estabilidades como la mia. El pan se recibia solo 2 veces por semana, la radio local era tan cutre que los cd’s que ponian saltaban y emitian informes sobre la condicion del mosquito local (precaucion en zonas cercanas a lagos, y recordar a los senderistas, el uso del repelente) y los periodicos del dia no llegaban hasta las 2 del mediodia. Tras perder toda esperanza en ver un rayo de sol, al cuarto dia comence a simpatizar con el psicopata local, y hasta llegue a pensar en ocupar su funcion social. Por supuesto un invierno que dura 12 meses afecta a cualquiera… Mi querido, al ver mi locura dispararse, decidio llevarme rapidamente a las islas Hebrideas, donde mi estado paso totalmente inadvertido. Alli los autoctonos sufren de tal cantidad de perturbaciones que lo mio resulto anodino.
La religion que practican es catolica, una escision a la iglesia presbiteriana con lo que los domingos no esta permitido hacer nada, todo cierra y ni los ferris funcionan, ahora eso si, los bares abren; seran catolicos extremos, pero de tontos ni un pelo. La radio se considera un producto del diablo, aunque viendo lo mala que era en las highlands, no me extranya, yo tambien lo llegue a creer (que pensaran entonces de internet?). Los kioscos en lugar de vender cintas de musica, vendian las grabaciones de los sermones del cura del pueblo, por si alguien se perdio alguna. Y lo peor de todo, el lugar es tan remoto que la recepcion de la tele era lamentable, y me perdi la final de Big Brother, con la que se lio… (un embarazo psicologico tras un polvo de piscina! Quiero ya al primer hijo Gran Hermano! Insuperable)