Complementos

Tengo lo que se daria en llamar mala suerte en complementos o soy gafe de complementos o desafortunada complementaria que casi me suena mejor. He intentado en numerosas ocasiones llevar reloj de pulsera, pero no ha habido forma. Los que me gustaban se rompian a la semana, o los perdia o me los robaban. Por otro lado muchas han sido las amistades durante mi vida que me han regalado con la mejor de las intenciones, un reloj. Pues bien, siempre han resultado ser de mi desagrado. Todo el mundo a recibido regalos de la muerte en los que tienes que fingir entusiasmo mientras buscas mentalmente el lugar mas recondito del cuarto en el que esconderlo. En mi caso ese regalo siempre ha sido un reloj: de los que registran posiciones lunares, con cronometro, de correas de colores impensables… en fin, relojes FEOS, hijos descarriados del disenyo que jamas nunca nadie se pondria pero que siempre acaban en mi cajon de relojes regalados, que por alguna supersticiosa razon no puedo tirar.
Pero tambien tengo mala suerte con los zapatos. Cuando voy a comprar zapatos necesito estar preparada, algun curso de autocontrol y meditacion viene bien porque mis nervios acaban crispados. Mis pies dejaron de crecer cuando cumpli los 12 y los fabricantes de calzado no contemplaron esta posibilidad cuando se inventaron las tallas. Si encuentro un zapato bonito de mi talla no tienen el color que quiero, si me gusta el modelo no hay de mi talla o si es espantoso, lo hay en mi talla. Siempre me quedara la seccion infantil. Aun espero el dia en que se lancen a fabricar zapatos de tacon de aguja para ninyos.
Los gorros que adoro, los pierdo (por alguna razon siempre en el autobus, la EMT debe tener una de las mejores colecciones de invierno), los guantes desaparecen de una temporada a la otra (ese agujero negro de los armarios que succiona prendas… “pero si los guarde aqui!… mamaaa!”), mis mejores cinturones pasaron de moda y todos mis artilujios para el pelo se convirtieron en objetos inutiles cuando me lo corte estilo Brigitte Nielsen. Colgantes y anillos son un estorbo porque ahora me tomo el badminton y otros deportes en serio (un dia me di un susto de muerte al comprobar mi baja forma fisica, pero ese es otro post). Los paraguas los odio de todos modos, casi tanto como las bufandas. Mis bolsos estan llenos de quemazos de cigarro.
Los complementos me odian.
Algun dia prescindire definitivamente de ellos.