Matango: Somos lo que comemos

Si buscamos las raices del terror japonés contemporáneo, algo que he visto denominado como J-horror hay que empezar con títulos como Kwaidan o Onibaba junto con maestros del género como Nakagawa (Jigoku). Hinoshiro Honda y los estudios Toho se especializaron en kaiju eiga, el género de monstruos por excelencia, aunque Honda hizo incursiones en el terror puro con The H Man y The Human Vapour, que combina las pelis de yakuzas con las más bizarras transformaciones humanas.



Matango o The attack of the mushroom people (1963) tiene paralelismos con La invasión de los ladrones de cuerpos y acaba de ser lanzado en DVD junto con The Mysterians, Varan the Unbelievable y Dogora todas ellas integras y sin bastardizaciones televisivas.
Matango es la adaptación de "The voice of the night" de William Hope Hodgson de reminiscencias de comics EC en la narración en flashback. El argumento tiene tintes kingkoneros: Un crucero en el yate de un millonario da a parar a la orilla de una isla desierta arrastrado por una tormenta; los personajes son arquetipos que Schwartz utilizó en La isla Gilligan, un millonario, una actriz sexi, una chica corriente, un profesor, el capitán, el grumetillo y un escritor. Identifican los brotes de unas extrañas setas autóctonas, y el capitán advierte el peligro de consumirlas. Cuando la reserva de comida se agota, comienza el desánimo en el grupo y las tensiones sexuales, y el escritor empieza a alimentarse de las setas. Como consecuencia de ello, pierde sus facultades humanas, rapta a la actriz y ambos se transforman en hombres-seta que atacan a los naufragos.
El final del film esconde una desesperanzadora reflexión por parte del narrador, que desfigurado y anciano, mira la estampa de Tokyo de noche y se pregunta si la vida en la isla era muy diferente al Tokyo contemporaneo. Quizá esa fue la razón por la que fue prohibida en Japón.