Expedientes trash del cine británico (2): Lifeforce

Lifeforce (Tobe Hooper, 1985) es algo más que un apunte de vergüenza ajena en la historia del cine británico, más que por calidad, por el esfuerzo de algunos críticos en convencernos de lo contrario. Cierto es que el film no se disculpa ante las obvias referencias a la ciencia ficción de los 50 y 60: Una nave espacial ocupada por vampiros aterriza en la tierra, lo que provoca un obligatorio conflicto entre el ejército y el sector científico sobre cómo resolver el problema. Todo esto da lugar en la capital inglesa, por supuesto. Atrocidades adicionales nos llevan a presenciar fallidos atentos por controlar la situación a manos de gobernantes inútiles… hasta que una debilidad, un tradicional talón de Aquiles es encontrado.
Referente claro de esta cinta son las fabulosas series Quatermass de la Hammer, en particular Quatermass and the pit, aunque parafraseando a Susan Sontag, Lifeforce es algo más que una película épica disfrazada con ropajes hi-tech.
El guión está basado en The Space Vampires de Colin Wilson, aunque su argumento difiere estrepitosamente del original, razón por la que deberia ser analizada en los confines de su propio género: la novela traduce las intelectualoides obsesiones de Wilson en sexualpsicóticas teorias que unen vampiros y asesinos en serie. Esto se traduce en la pantalla en sensualismo garruloide. Aunque desgraciadamente, Londres no alcanza el nivel de destrucción de la novela, el film aprovecha las oportunidades que te brinda el cine de catástrofes con moralina: colmar las inquietudes de vida eterna, lleva a la destrucción de la humanidad. Mi escena favorita es la de los vampiros-marcianos chupando vidas en la catedral de St. Paul vista desde el Thames, morid, beatos!
A destacar los ridículos acentos ingleses de los actores (“Bloody hell!”, dicen cada dos por tres) y la muerte de la malvada Space girl, interpretada por la apetitosa Mathilda May, que más que una villana parece la bella durmiente en su burbuja de cristal. Su personaje está lejos de ser el de una vampira tradicional, es un ángel de la muerte con un vívido apetito sexual.