Los peores álbumes disco

Casi tanto como escuchar alguno de mis temas favoritos, el placer de descubrir algo tremendamente malo eleva mi espíritu a los mismos niveles de la experiencia estética. Escuchando a los Bee-Gees o ABBA, caigo en la cuenta de que el mal existe, acercándome al lado oscuro y malvado del mundo. En realidad, he de agradecerles la reflexión a la que me invitan sobre lo vil y lo miserable, tras la que me siento, por pura comparación, una mejor persona. Y de eso se trata, de ser un poco mejor cada día.
Aquí un conglomerado de las que son, en mi opinión, atentados contra el buen gusto, pero que bien utilizados pueden salvar al mundo.



Fern Kinney-Together We Are Beautiful (Together we are beautiful)

Tórridas voces y letras de meloso sirope de fresa:

I am the rain, he is the sun And now we've made a rainbow I think it's beautiful It's really beautiful I don't need love affairs anymore Can't you see, it's the chemistry You really must agree together we are beautiful We are beautiful

Y es esa voz, como de falsa inocencia y pureza profunda que me chirría los dientes. Y lo peor es que en realidad esto es soul, un soul wannabe disco. Y yo, no soporto la falta de principios.
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Hot Chocolate-Hot Chocolate (You Sexy Thing)

Yo también creo en milagros, aún espero el día que me levante por la mañana y sea todo un sueño, que Hot Chocolate y Sexy Thing sólo fue una pesadilla fruto de mi imaginación.
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Patrick Hernandez-Born to be alive (Born to be alive)

Los primeros acordes prometen, captan tu atención porque piensas que se trata de un italodisco algo garrulo pero divertido, pero de pronto sale éL, Patrick, con esa voz de "tengo prisa porque he de ir a cambiarle los pañales al niño" y destroza todo el tinglado. Pero además, es uno de esos temas que cada vez que escucho en algún bautizo, me invaden flashes del video en el que éL, Patrick, arrugaba la nariz cada vez que decía BORN, no sé si por asco o intento de sensualidad, todavía no he conseguido descifrarlo.
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Tim Curry-Fearless (Paradise Garage)

Más conocido por su papel como Dr. Frank-N-Furter en la sobrevalorada Rocky Horror Picture Show, Tim es un actor, y debería permanecer como tal en el mundo de la interpretación. Que a ver si los actores se quitan de una vez el complejo de artista del renacimiento y dejan las emisoras de radio para los profesionales.
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The Nolan Sisters-I'm in the mood for dancing (I'm in the mood for dancing)

Y esto es lo que el mundo necesita, más bailarinas. Cojan a cinco de ellas vestidas en mayots rosas y a un productor cualquiera, enciérrenlos en una celda al más puro estilo austríaco con un sintetizador y un micrófono y en menos de 3 semanas, les garantizo, obtendrán versiones variadas de esta canción. Qué coraje. Dancing que rima con romancing.
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Carl Douglas-Kung Fu Dancing (Kung Fu Fighting)

La culpa de esto la tiene el peluche dancing hamster, cuyo ejemplar todo el mundo parece tener en casa. Yo, cuento con uno en la oficina y mis compañeros lo encuentran tan divertido que apretan el botón compulsivamente, y olvidadando que lo acaban de apretar se rien como si fuera la primera vez que oyen la canción.
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Anita Ward-Ring my bell (Ring My Bell)

No puedo con las histéricas vaginales que gritan. Es posible que durante una temporada te gusten, pero al igual que Bjork, siempre se termina odiando.
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Village people-In the navy (In the navy)

No podía faltar el más vil de los temas, la más dañino de todas las canciones que tiene el poder sobre natural de aumentar la autostima en aquel que la escucha. La canción suena en una verbena de domingo y todo vecino se cree gracioso, haciendo gala de que se sabe el estribillo: "In the navy, in the navy, in the navy...."



Goombay Dance Band-Sun of Jamaica (Sun of Jamaica)

Yeah, deep rhythm in the intro! You can't go wrong! Un gay cantando las maravillas de Jamaica, en fín, solo espero de veras que le vaya bien. Y que si algún día decide ir a vivir la isla no salga del armario. No se pierdan el vídeo.
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Gloria Gaynor - I Will Survive

La culpa no es de Gloria, la culpa es del karaoke. El equivalente a La chica ye-ye de España, tras un par de cervezas todos nos pensamos capaces de cantarla, y es un error. Mal interpretada esta canción es pura dentera.

Dead by Dawn

Un fin de semana no puede ir mal cuando empieza con un puñado de chicos en uniforme combatiendo zombies nazis. Si la misión en cuestión se trata de una producción escocesa rodada en Glasgow, mejor que mejor. Outpost de Steve Barker es una cinta que amalgama diversos géneros, desde el western hasta el terror de monstruos deshidratados desarrollada en un búnker donde se llevaron a cabo varios experimentos humanos. El film antagónico del festival fue Five accross the eyes de Greg Swinson y Ryan Thiessen, donde protagonistas y antagonistas son mujeres que asumen los roles de castrador y castrado. Una película difícil de ver por dos razones, la primera la temblorosa cámara en mano, y la segunda las cinco adolescentes gritando durante la hora y media de duración. Si no fuera porque el film desborda retorcido talento la experiencia sería insostenible, porque quién no se sabe el cuento de las chicas que toman un atajo que resulta ser un calvario?
Del programa aún he de decidir mi película favorita entre la japonesa Death Note (Shusuke Kaneko) y la americana The Mist (Frank Daravont). La pimera, basada en el manga homónimo, es la primera parte de una cinta dividida en dos a lo Kill Bill. Al parecer la segunda parte se proyectará en ICA de Londres durante un par de días en Mayo. Y ya. La historia se centra en un libro de notas en el que las personas cuyos nombres se escriben mueren inmediatamente. La libreta cae en manos de Light, una especie de justiciero, que como Dexter le ajusta las cuentas a criminales y asesinos. Su relación con la muerte evoluciona en proporción a su crueldad, y si por algo me fascina el argumento es por la reflexión sobre el sacrificio de lo que se ama. Las razones por las que me gusta The Mist son bien diferentes, y es que deja un regusto de esperanza sobre el happy ending: Han aprendido los yankees finalmente a descartarlos?
El domingo a medio día, los que resistimos fuimos premiados con The Mother of Tears, la última bazofia entrañable de Argento, de la que si pudiera rescatar algo sería el mono. Imagínense a qué extremos estamos llegando, monos gibraltareños que se deslizan por cuerdas. Si no fuera porque a Asia se le ven las tetas, de la forma que solo un padre podría revelarlas, yo al film le daba un cero, pero como me ha hecho imaginar las cenas de Navidad en la casa de la familia Argento, con un par de impagables escenas, le doy un tres. A la última parte de la trilogía le siguió la última película del maestro Stuart Gordon, Stuck, la carnalización de una mala decisión tras otra que demuestra que no es necesario ser un psicópata para actuar como uno.
Si por algo ha destacado el programa de este año ha sido en mi opinión el apartado de cortometrajes: Criticized de Richard Gale y Side Effect de Liz Adams fueron mis favoritos de la sección Cutting edge. Del resto, Máquina de Gabe Ibáñez me destrozó el poco equilibrio que me quedaba y The Angel de Paul Hough me hizo plantearme volver al Kick boxing. Puppet de Patrick Smith es una animación tierna y se encuentra en Youtube. No se la pierdan.

Quiet Village - Silent Movie

La espera se he hecho larga. El día que decidí que Quiet Village iba a ser mi grupo favorito sin haber sacado todavía un álbum aparece casi borroso, como un recuerdo adolescente y sólo puedo achacar a la ingenuidad el consuelo que suponía pensar que el 2008 estaba a la vuelta de la esquina. El momento ha llegado y ya cuento con una copia de su Silent Movie, un disco con referencias a Martin Denny, bandas sonoras italianas, disco cósmico, música de archivo y gaviotas.
Una prolífica colaboración entre Matt Edwards y el editor de cine Joel Martin que ha invadido diversos terrenos musicales, desde edits de los Osmond, hasta remixes míticos como Fragments of fear.
El vinilo llega fortuitamente en el momento más apropiado posible, se va a convertir en la banda sonora del festival de cine de terror Dead by Dawn que se inauguró la pasada noche con Outpost. Les dejo un piscolabis, ya editado con anterioridad por Whatever we want.

Circus of Horror

Porn for the blind

Unicef, Ingenieros sin fronteras, Médicos del mundo y Oxfam me resultan insípidas tras enterarme de la labor de la charity Porn for the blind... Que todas las ONGs apoyen causas tan dignas, que no solo ofrece un servicio social a impedidos visuales, sino que también brinda la posibilidad de desatar frustraciones laborales como la mia, la de forjar una carrera como actriz porno. POTB hace lo que su nombre indica, facilitar el acceso a ciegos al porno online, por medio de transcripciones orales de video clips que voluntarios tienen a bien narrar. Parece el paso siguiente al porno en braille.



Nunca me tomé muy en serio convertirme en estrella porno, aunque si he de ser sincera, juego con la idea algo más del tiempo razonable, del intervalo que ocupan los "pensamientos inofensivos". Sin embargo no he llegado a enviar currículums, siempre me ha parecido un pasatiempo que al igual que la música me divierte, pero no sé si lo disfrutaría como profesión. Esto es diferente, es un karaoke de talentos que además te proporciona el marco de acción de la labor social.
No solo ciegos, sordos tienen también sus derechos, y para ellos fue creada Deaf Bunny productions, compañía formada por incapacitados en la que los actores utilizan el lenguaje de signos, no que el guión sea lo más relveante del género, yo misma me trago producciones alemanas sin subtítulos, pero ey, que todo quede bajo equality rights.

Ecociudades

Si Owen o Thomas Moore levantaran la cabeza para ver los planos de las nuevas ecociudades que el gobierno británico va a construir antes del 2020, volverían a aposentarse cómodamente en sus respectivos nichos, y con una sonrisa en sus labios darían las gracias por estar muertos. Los proyectos, que cuentan con el respaldo de los verdes, van a edificar en plena campiña inglesa, a las afueras de las ciudades industriales y sin conexión en la red nacional de trenes. Pero eso da igual, lo importante es que la emisión de carbono reposa sobre un intervalo neutral con paneles solares, windmills y filtros en las calefacciones. Una gran idea que aligerará el peso del bulímico Gordon Brown y anulará la responsabilidad de transformar las ciudades ya existentes en zonas de baja emisión. Pero eso da igual, porque lo que importa es la apariencia, y la moda dicta reciclar y reutilizar las bolsas de plástico. También irse de vacaciones con Easyjet y ampliar aeropuertos, pero eso da igual porque Utopía ya está en construcción.
Es posible que este sea el comienzo de una cadena de ciudades temáticas que potencien valores civilizados en peligro de extinción, “La ciudad de los modales”, donde se reciben multas por no ceder el asiento a embarazadas en el autobús e impuestos extraordinarios a los que escupen cuando hablan. Las hojas de reclamación no existen y es obligatorio llevar sombrero, para poder alzarlo al paso de las damas. O “La ciudad de la fidelidad” dónde es obligatorio… mejor no empiezo.
Orwell se recluyó en Jura para escribir 1984. Dramática y despopulada, la isla ofrece el entorno perfecto para la soledad, un concepto asociado a la creatividad, la inspiración y la concentración. Tolkien eligió Sutherland para crear esos mundos fantásticos. La fórmula resultó perfecta, tanto que tras su obra esos parajes parecen dotados de magia, como si el autor en sí fuera el responsable de la belleza de las tieras altas. Un momento estás en la Mordor, pero cuando desciendes la colina, te hallas en Eriador. No hay duda de que el entorno es definitivo, no solo a la hora de crear algo, sino que afecta directamente nuestro ánimo.
Las ecociudades deberán penalizar la cercanía de vacas y ovejas, así como evitar la población estudiantil, dada a utilizar lacas y a consumir pizzas congeladas. Los supermercados deberán de vender productos sin envoltorios y los botones de las camisas, serán de piedra. El alumbrado local habrá de ser inexistente, con lo que en invierno a partir de las tres, volver a casa será un ejercicio de adivinación. Panorama no muy diferente al de mi nuevo barrio, las 3000 viviendas de Escocia o La Barriada El Príncipe de Ecosse.
El alumbrado desapareció de la noche a la mañana, un avispado cultivador de marihuana local se dio cuenta de la elevada potencia de las bombillas, y con una escalera de mano se paseó calle arriba calle abajo. De vez en cuando tenía que dar un salto para no tropezarse con las latas de cerveza y alubias acumuladas durante meses en las aceras. Son arrojadas por los vecinos desde sus ventanas cuando el depósito de basura está lleno. El ayuntamiento ya no las recoge, a finales de año derriban los edificios, y se alean junto al olor a orín rancio y humedad verdosa creando un aroma genuino y autóctono.
Uno de los council states más peligrosos de la nación, tiene la epidermis de una atrocidad británica sesentera. Brutalismo de cemento olvidado y condenado a la marginalidad desde que en sus días se inauguró como viviendas para los trabajadores del gas. Los 80 fueron una buena década para la música y la moda, pero en este furor nos olvidamos de la cara amarga tatcherista, y en la epidemia de heroína que acabó con los adolescentes. Pocos sobrevivieron la plaga, se nota en la escasez de cuarentaytantos. Los que quedan se refugian como sombras en el bar local, el Gunner, fumando y hablando de las peleas de entonces, cuando las armas no contaban con una presencia tan dominante.
El camello local es mi vecino de abajo, sus clientes pululan como almas en pena por las escaleras y desaparecen rápidamente; son siempre muy educados y dan las buenas noches. El fin de semana pasado mi vecino y su novia se fueron a una rave institucionalizada y me preguntaron si me importaba hacerme cargo de los perros, dos bulldogs albinos. Les dije que sin problema y me tomé la labor de canguro con gran responsabilidad, me los llevé a la playa, los bañé y hasta les compré un pollo de goma.
Pero mi vecino no volvió. La policía encontró tres mil pastillas en sus bolsillos, así que no lo veré durante una temporada larga. Esa misma noche, alguien le quemó la scooter que tenía aparcada fuera del portal. Si hubiera decidido quedarse en casa habría evitado las llamas, porque tiene la calle entera bajo vigilancia electrónica con cámaras conectadas a la televisión. Lo que sucede en la vía es un canal más. También hubiera evitado la cárcel.
Creo que esto responde a algún mail que he recibido preguntando por mi ausencia. Cuando me translade a una ecociudad gubernamental comenzaré a escribir poesía, de momento, estoy demasiado ocupada siendo la protagonista de una película de Mike Leigh.